A dos años de María la reconstrucción sigue en marcha
El Rev. César R. Maurás Torres
September 30, 2019
El 20 de septiembre 2017, apenas dos semanas del paso huracán Irma, la Isla fue azotada por la furia de María. Sus vientos comenzaron a sentirse durante la noche del 19 de septiembre, fue una noche interminable. A las seis de la mañana María hizo su entrada por la costa sureste de la Isla.
Los daños causados por tan terrible huracán sobrepasaron los $90 billones. Más de 3,000 personas fallecieron. El sistema eléctrico quedó totalmente destruido. Las comunicaciones colapsaron. Más del 80% de la población estuvo sin servicio de agua potable. Como pueblo sufrimos un retraso de 40 años. Fue una terrible y larga pesadilla.
Dos años después de esa dura experiencia nos quedan cicatrices como recuerdo de las heridas causadas por María. Está el dolor de muchas personas que no pudieron rendir homenaje póstumo a sus muertos y el temor que brota a flor de piel cada vez que se anuncia la formación de una tormenta en el Atlántico. Nos queda un sistema eléctrico frágil y una red de carreteras extremadamente dañada. Miles de familias todavía viven en casas que por techo tienen aún los toldos azules donados por FEMA. Hay iglesias que todavía no logran recuperar las pérdidas materiales ni la membresía que emigró a raíz del huracán.
Mientras tanto, recordamos como el pueblo se unió contra viento y marea para hacer frente a las vicisitudes que trajo María con su furia. Recordamos a las personas que se tiraron a las calles con machete en mano para ayudar en su vecindario a despejar caminos y carreteras. Recordamos a aquellos que compartieron lo poco que tenían en sus alacenas para que toda la comunidad pudiera tener por lo menos una comida al día.
Tenemos el recuerdo del personal de la Corporación Milagros del Amor (CorMA), que, aunque miembros de ese personal lo habían perdido todo, se esforzaron para asegurar comida caliente, ropa, alimentos no perecederos y productos de aseo personal a toda persona que llegara a nuestro centro. Más aun, parte del personal se movilizó a zonas aisladas para hacerles llegar esa ayuda vital a las personas que estaban incomunicadas con del resto de la comunidad.
Todo esto se pudo realizar gracias, en gran medida al apoyo recibido por parte de American Baptist Home Mission Societies (ABHMS), que desde un principio dio su respaldo a nuestro trabajo y al de las Iglesias Bautistas de Puerto Rico (IBPR). Sin el respaldo espiritual, moral y económico de ABHMS no hubiera sido posible el hacer tantos milagros del amor entre miles de familias afectadas.
Hoy la tarea de reconstrucción continúa, tal vez no con la intensidad de los primeros días, pero sí con la misma urgencia.
Hoy la tarea de reconstrucción continúa, tal vez no con la intensidad de los primeros días, pero sí con la misma urgencia. Un pueblo que no ha logrado sanar las heridas de María sigue necesitado de apoyo moral que le ayude a mirar al mañana con actitud positiva; de apoyo espiritual que le ayude a mantener viva la esperanza de vida antes de la muerte; y de apoyo económico que le permita restaurar sus viviendas y el acceso a los servicios básicos de agua y energía eléctrica. La tarea de reconstrucción sigue hacia adelante, contamos con vuestras manos, vuestras oraciones y vuestras ofrendas para que la misma no se detenga.
El Rev. César R. Maurás Torres es pastor retirado de la Primera Iglesia Bautista de Caguas, Puerto Rico. Para conocer más sobre cómo puedes apoyar los esfuerzos de reconstrucción, visita Rebuilding, Restoring, Renewing Puerto Rico.
The views expressed are those of the author and not necessarily those of American Baptist Home Mission Societies.
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